Entrenar la mente y no la nariz:
La mayoría de los olores los percibimos a un nivel inconsciente, y es cuando si pensamos en olores de cosas familiares, aumentamos nuestro grado de alerta.
El músico no escucha más música pero es más consciente del contenido que escucha. Entrenan la mente, no el oído.
Oler seguido, pero no demasiado:
Debido a que nuestra nariz se fatiga fácilmente, es mejor oler con moderación, hacer pausa, y oler de nuevo.
Con diferentes olores se pueden oler alternativamente y esto aumentará la percepción de las diferencias entre olores. Para refrescar la nariz, nos olemos a nosotros mismos y respiramos, la ropa actuará como filtro natural.
Oler muchas veces el mismo olor hasta que lo reconocemos.
Crear asociaciones de lugares y cosas con olor.
Existen muchos momentos para explorar los olores, calles, escuela, trabajo, fragancias que podemos encontrar en las tiendas, etc.
Todos los olores que sentimos los debemos aprovechar para crear una rica paleta de nuevos olores, impresiones conscientes de los olores que existen allí donde vamos.
Variar los tipos de perfumes
No debemos permitir que nuestro sentido del olfato se aburra: olor a flores, esencia de bosque, plantas aromáticas, etc.
La misma fragancia aplicada en diferentes soportes crea una impresión diferente a la hora de olerla, sprays, velas, difusores, etc.
Igualmente en el lugar de piel de nuestro cuerpo donde aplicamos la fragancia, muñecas, brazo, detrás del óvulo de la oreja, etc.
Actuar pero no sobreactuar
Utilizar perfumes pero no excesivamente, ni muy concentradas ni mucha cantidad. Nuestra fragancia sólo la deberían oler aquellas personas que estuvieran a menos de un metro de distancia.
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